TERCER DOMINGO DE CUARESMA. LA SAMARITANA.
La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber», que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna»: es el don del EspÃritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espÃritu y en verdad» ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza!
Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san AgustÃn.
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