SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS.
El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre.
La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto», para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle».
Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada dÃa, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espÃritu, donde discierne el bien y el mal y fortalece la voluntad de seguir al Señor.
Tomado del discurso de Benedicto XVI para la cuaresma de 2011
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