Evangelio 28 de febrero
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
En una ocasión,
se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»
Palabra del Señor
Comentario
El Evangelio no ahorra palabras duras. Jesús es ciertamente “manso y humilda de corazón”; no se deja arrastrar por la ira, pero es capaz también de indignarse, es decir de ponerse con radicalidad al lado de la justicia. Jesús aprovecha dos sucesos concretos: una represión militar ordenada por Pilatos, y el hundimiento de una torre, para lanzar un aviso a sus oyentes: estos acontecimientos son símbolos de algo de algo más: El juicio de Dios es tan severo y justo que podemos correr la misma suerte que la higuera improductiva. Dios espera paciente, pero no ignora el mal y la indiferencia moral.