Evangelio 27 de Marzo
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,14-23):
En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.»
Reflexión
Jr 7,23-28: Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios.
Lc 11,14-23: El que no está conmigo está contra mí.
Dice el refrán: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. De ellos dice el salmista
que “tienen ojos pero no ven”. Los prejuicios, de cualquier tipo, nos inhabilitan para
ver y reconocer las acciones salvadoras de Dios en la vida de las personas, y en la
propia. Tampoco nos permiten ver las injusticias que les oprimen y que se refuerzan
desde ciertas creencias de la religión, como era el caso del endemoniado mudo.
Para creer a Jesús es necesario creer en Jesús, y para esto, no es necesario que haga
un signo “en el cielo”, como le pedían sus interlocutores, basta “ver” los que hizo
entre nosotros.