Evangelio 17 de marzo
Lectura del santo evangelio según san Juan (8,51-59):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».
Los judíos le dijeron:
«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?».
Jesús contestó:
«Si yo me glorificara a mi mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».
Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?»
Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor
Comentario
Se palpa la tensión. El diálogo de hoy con los judíos termina en un enfrentamiento; la polémica se exaspera concentrándose en torno a dos polos: Por un lado, Jesús afirma dos veces que “quien observa su Palabra no verá la muerte”; presentándose como el vencedor del mal supremo y puerta de camino hacia una ete4rnidad en comunión divina. Por otro lado, desvela que su poder procede del hecho de ser Hijo de Dios, no un mero hijo de Abraham: “Yo soy”, repite una vez más.