Evangelio 10 de Diciembre
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,12-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»
Comentario
Existen en el Evangelio unas parábolas paradigmáticas de la misericordia: La oveja perdida, el hijo pródigo, la perla perdida… Son expresiones de un Dios compasivo y misericordioso. En todas ellas hay un “perderse”, un alejamiento de Dios. Es un vivir para sí al margen de Dios. Ya no existe la necesidad de un ser superior; surgen entonces los ídolos que invaden todas las actividades del que se aleja de Dios. Sin embargo, la misericordia de Dios es dinámica, y sale al encuentro del que se ha perdido. Luego viene la alegría del encuentro y del perdón. Nosotros que hemos encontrado el sentido de nuestra vida en Cristo, no podemos quedarnos indiferentes ante tanto abandono, ante tanta falta de esperanza, ante tanta soledad y ausencia de Dios. No podemos quedarnos encerrados en nosotros mismos, no hay que “balconear” que decía el Papa Francisco. Es preciso salir a las periferias de nuestro mundo para llevar la “alegría del Evangelio”. El Señor nos acompaña siempre: “Aunque pase por cañadas oscuras nada temo, porque Tú vas conmigo”. A.C.P.