Evangelio 1 de marzo
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan,
subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron ElÃas y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquÃ! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para ElÃas.» Estaban asustados, y no sabÃa lo que decÃa. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.» De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.» Esto se les quedó grabado, y discutÃan qué querrÃa decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Comentario
No necesitamos milagros para creer, pues nos basta la fe.Nuestra fe (sobre todo en el seno de una familia cristiana) puede ser fácil y sencilla. Pero pa-ra los apóstoles Jesús - Dios y hombre verdadero- era un inmenso miste-rio...Nunca se imaginaron, ni en sueños, que Dios se pudiera hacer hombre y habitar entre nosotros.Viendo esa dificultad, Jesús les presentó muchos milagros, entre otros, el de la Transfiguración en el monte Tabor. A todo lo dicho, hay que añadir que por esos dÃas les estuvo hablando de su muerte ignominiosa...No entendieron nada, pero se llenaron de amargura. ¡Qué bien les cayó a Pedro, Santiago y Juan este gran milagro del monte! Si algún dÃa el Señor nos quiere dar ahora a nosotros un regalo parecido, ¡bendito sea!