ADVIENTO… En el año de la fe
Tiempo para acallar la mente y escuchar la Presencia
Tiempo para estar con Dios,
siempre presente, y siempre a la espera.
Tiempo para poner atención al Misterio
que nos habita, nos sostiene y nos constituye.
Tiempo para acercarnos a nuestra interioridad, aceptarnos y acogernos amorosamente.
Tiempo para despertar y vivir en el presente: aquà y ahora.
Tiempo para poner calidad de vida en lo que hacemos.
Tiempo para caer en la cuenta de lo esencial que no vemos.
El Adviento: una invitación a parar y escuchar el latido de la vida.
El Adviento: un camino para descubrir la fidelidad de Dios.
El Adviento: una oportunidad para escuchar las promesas de Dios.
El Adviento: una actitud de asombro ante lo pequeño, lo sencillo.
El Adviento nos hace peregrinos de la fe y de la esperanza.
Nos hace Dios testigos en medio del camino.
Testigos que descubren la bondad del mundo,
escondida en los humildes de la tierra.
Testigos de Jesús, la fuente de la historia.
Testigos que hablan de Dios viviendo en la verdad.
Testigos de alegrÃa atentos a la vida.
¡Tanto se han unido Dios y el ser humano!
Adviento, Navidad... ¡Todo un milagro!
(Reflejos de luz).